jueves, 21 de octubre de 2010

Perfiles criminales: Stephane Bourgoin


En Estados Unidos, se estima que cualquiera de los componentes de una familia tipo de cuatro integrantes tiene un 37 por ciento de posibilidades de cruzarse o conocer a un asesino serial a lo largo de su vida. Más allá de las clasificaciones genéricas, los especialistas en "perfiles criminales" del FBI siguen parámetros científicos, estadísticos y psicológicos para entender el comportamiento criminal y lograr un retrato del asesino. Es un procedimiento complejo que incluye tanto intuición como ciencia y combina los talentos de Sigmund Freud y Sherlock Holmes para interpretar cada jugada en este ajedrez imaginario. En ciertos casos, los resultados pueden parecer sobrenaturales.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Evaluación de las víctimas de agresión

  • STAI. Cuestionario de ansiedad estado/rasgo de Spielberger. Adaptado a población española por TEA. Comprende escalas separadas de autoevaluación que miden dos conceptos independientes de ansiedad, estado y rasgo. La ansiedad estado está conceptualizada como un estado o concepción emocional transitoria del organismo, caracterizada por sentimientos subjetivos de tensión e hiperactividad del SNA. Puede variar en tiempo e intensidad. La ansiedad rasgo señala una estable propensión ansiosa, tendencia a percibir situaciones como amenazadoras. 
  • ARS. Escala de evaluación de la ansiedad de Hamilton (1959). Evalúa la ansiedad como síndrome. Permite ejercer un juicio cuantitativo sobre la intensidad de la ansiedad y su evolución bajo tratamiento. Compuesta por 14 ítems con una puntuación que oscila entre el 0 y el 4. 
  • BDI. Inventario de depresión de Beck (1986). Es el más conocido y utilizado para evaluar la presencia y la gravedad de síntomas depresivos. Da más importancia a los síntomas cognitivos que a los conductuales y somáticos. Consta de 21 ítems. Se aconseja para víctimas de maltrato domestico. 
  • HRS. Escala para la valoración de la depresión de Hamilton (1978). Es la versión más reciente y contiene 24 ítems. Esta escala no diferencia entre intensidad y frecuencia del síntoma y da mayor importancia a los síntomas somáticos y comportamentales que a las manifestaciones clínicas. 
  • CDI. Children Depression Inventory de Kovacs y Beck (1977), adaptado y baremado con la población española. Diseñando para edades comprendidas entre 6 y 17 años. Es la escala de mayor uso para niños, cubriendo las siguientes categorías de síntomas: cognitivos, emocionales, psicosomáticos, motores, escolares, problemas de conducta y socialización; subrayando fundamentalmente los síntomas cognitivos. 
  • IES. Índice del impacto del suceso de Horowitz, et al (1983) es de entre las múltiples pruebas de administración de acontecimientos vitales estresantes publicadas, la más especifica del tema que tratamos y se ha mostrado como un valido predictor y evaluador del trastorno del estrés postraumatico, bien aisladamente o en combinación con otras pruebas. 
  • Inventario de Miedos de Cautela, et al (1983), adaptado a la población española por Sosa C. D, Capafons J. I, y cols. Evalúa la existencia de miedos tanto racionales como irracionales, que suelen darse a partir de las vivencias traumáticas. Mide la existencia en el examinado de 10 miedos concretos y ademas incluye tres escalas generales: miedos físicos, miedos sociales y escalas general de miedos. 
  • Cuestionario de evaluación del autoconcepto. Martoll y cols. Evalúa tres escalas: autoconcepto negativo, autoconcepto positivo y autoconcepto-autoestima. Es una prueba de gran interés en victimología ya que esta población suele presentar como secuela modificaciones sensibles en el concepto de si mismos. 
  • Escala de gravedad de síntomas en el trastorno del estrés postraumatico. Echebarrua, Corral, Sarrasua, Zubizarreta y Sauca (1995, 1997). Sirve para evaluar los síntomas y la intensidad de este cuadro clínico según los criterios de diagnóstico DSM-IV. Se trata de una escala estructurada de formato tipo Likert de 0 a 3 puntos según l frecuencia de la intensidad de los síntomas, consta de 17 ítems en total con tres subescalas que evalúan: síntomas de reexperimentación, síntomas de evitación, síntomas de activación, ademas se incluye una escala de síntomas psicofisiológicos que no está incluida dentro de la global. (Esta escala la podemos encontrar dentro de cualquiera de las publicaciones dentro de la temática de violencia domestica o trastorno del estrés postraumatico de los propios autores). 
  • Escala de autoestima. (Rosenberg, 1965). La versión española se encuentra disponible en el libro de F. J. Labrador y cols (2004). 
  • Escala de inadaptación. (Echebarrua, Corral y Fernandez Montalvo, 2000). Disponible en las publicaciones de Echebarrua y cols. 
  • Inventario de cogniciones postraumaticas. (Foa y cols, 1999). Para evaluación de cogniciones de las mujeres víctimas de la violencia doméstica. Disponible en F. J. Labrador y cols. (2004). 
  • Entrevista de valoración de la peligrosidad. (De Luis, 2001). Valoración de la peligrosidad potencial que puede correr la víctima adulta de la violencia domestica. Disponible en F. J. Labrador y cols, (2004). 
  • Pauta de entrevista para víctimas de violencia de domestica. (Labrador y Rincón, 2002). Se encuentra disponible en F. J Labrador y cols. (2004). 
  • MFS III. Inventario de miedos modificado de Veronen-Kilpatrick (1980). Traducción y adaptación de Echebarrua y cols, (1989). Es una escala de miedos generales que incluye una subescala dedicada a miedos asociados a la agresión sexual. Se encuentra publicada en el libro de los mismos autores: Trastorno de estrés postraumatico crónico en víctimas de agresiones sexuales (1995).

lunes, 18 de octubre de 2010

La dramática del Juicio Oral

Os ofrecemos un interesante trabajo y análisis del Dr. Néstor Stingo, Profesor de Psiquiatría de la Universidad de Buenos Aires y ex Médico Forense del Poder Judicial de la Nación, acerca de la actuación de los peritos en el juicio oral.
Fuente: Publicaciones de la Asociación Argentina de Psiquiatras

A partir del año 1991 y por Ley 23.984, rige en la Capital Federal el juicio oral.
A este procedimiento judicial podríamos denominarlo la "dramática del juicio". Para no ser mal interpretado, voy hacer la siguiente salvedad: cuando hablo de dramática, lo hago en el sentido etimológico del término: como un suceso de la vida real, capaz de interesar y conmover vivamente. Interesa y conmueve tanto a los protagonistas como al público.
El testigo médico se interesa y, no hay duda, también se conmueve o conmociona. Su estado psíquico frecuentemente está invadido por distintos tipos de ansiedad. Se encuentra en un contexto con características peculiares o no familiares; éste es un contexto confrontacional encuadrado en un espacio y un tiempo (la sala de audiencias, fecha y hora de comienzo determinadas).
Los participantes de la escena son: el tribunal, el fiscal, el abogado defensor, el imputado y los testigos.
En dicho contexto cada una de las partes intenta sostener intereses e imponer opiniones, así como probar la falsedad de la otra o destruir sus argumentos.
Como ya mencioné, uno de los protagonistas del drama es el testigo médico, cuyas funciones son:
  • Exponer las conclusiones de la peritación o relatar su intervención en determinadas circunstancias;
  • Responder a las preguntas en relación con el estudio o la práctica realizada;
  • Aclarar y fundamentar científicamente la intervención con motivo de su tarea profesional.
Esbozada una composición de lugar, mi interés es pasar a hacer referencia a las vivencias que experimentan algunos médicos frente a esta situación y de cómo pienso que pueden ser mejor sobrellevadas (abriendo así la posibilidad del intercambio con ustedes).
En el contexto al que hice referencia, el testigo pasa por estados emocionales diferentes. Podríamos asemejar esto a una situación de examen, una situación estresante. Probablemente exista un desajuste entre las expectativas y la realidad. En dichas circunstancias se somete a prueba la validez del informe que realizamos, se le buscan contradicciones y se nos plantean hipótesis que no incluyen todas las variables intervinientes, con lo que se corre el riesgo de parcializar la conclusión o llevarnos a la generalización de hechos particulares, pudiendo apartarnos de los sucesos individuales.
En el transcurso de la audiencia puede existir una desacreditación a nivel personal, a nivel de nuestras opiniones y aclaraciones, o de los instrumentos técnicos empleados en la peritación.
La situación es vivida como de antagonismo, oposicionismo o colisión; pues parece que uno debiera defenderse de un adversario o contrincante. A veces el testigo tiene la sensación de que lo quieren confundir, enredar, perturbar, desconcentrar y avergonzar, pues nota cierta hostilidad a su función, en la que observa que alguna de las partes desvirtúa sus dichos. Tal vez lo que debamos aprender es que en el rol de testigo se deber atravesar por esto.
Acontecimientos de esta naturaleza no se enfrentan de un modo neutral: todo acto humano se encuentra matizado por la afectividad. Cuando las demandas del entorno psicosocial son intensas y/o prolongadas, como en estos casos, se puede llegar a perturbar el equilibrio adaptativo y dar aparición al estrés.
La ansiedad es una forma de respuesta al estrés, caracterizada por: inquietud, intranquilidad, inseguridad y desasosiego, que puede llegar a la irresolución, inhibición y/o desorganización de la conducta. Estos estados pueden aparecer en el testigo, antes, durante o después del testimonio.
El momento de la espera puede estar embargado por una ansiedad anticipatoria, una fase preparatoria, un llamado a la acción. La tensión, la inquietud motriz y la incertidumbre de la que vendrá, configuran lo que podría denominarse "ansiedad paranoide", sembrada de dudas y cuestionamientos: como dije antes se asemeja a la situación de ser examinado. Imbricado a dicho cuadro pueden aparecer los afectos de bronca y rabia, cuando el tiempo de espera supera lo tolerable (ha habido esperas de ocho horas, postergaciones de días, etcétera). El tiempo de espera es directamente proporcional al sentimiento de peyorización y fastidio. A medida que aumenta la tensión, disminuye la concentración, aumenta el sentimiento de pérdida de tiempo, crece la fatiga y el embotamiento y la ansiedad se manifiesta en ráfagas de inquietud.
La ansiedad que describimos, con matices paranoides puede mantenerse durante la fase testimonial o desaparecer cuando se recibe un trato cordial en el recinto, lo que ayuda a sentirse cómodo y más relajado. Cuando la situación es intimidatoria, descalificante y perturbadora, puede conducir a la aparición de una ansiedad que podríamos llamar "confusional". Confusión en el sentido de pérdida de claridad del pensamiento, dificultad en la concentración, mayor posibilidad de respuestas poco claras, incompletas o tangenciales. La disminución de la lucidez puede hacer que se acepten hipótesis fuera de contexto.
Luego de finalizado el testimonio-interrogatorio, el testigo sale de la sala con el agradecimiento del tribunal y con la sensación de alivio "por haberse sacado un peso de encima"; en oportunidades sale con un sentimiento de futilidad y la mayoría de las veces con el cansancio producto del desgaste psíquico que acompaña al rol del testigo. Sin duda el juicio oral trae aparejado un costo emocional importante para el testigo-perito.
Ya hice mención de las sensaciones y vivencias que nos deja la experiencia del juicio oral. Debo decirles que he llegado a estas apreciaciones en parte por mi propia experiencia, pero además por la recolección de los datos que me aportaron otros peritos.
Ahora intentaré hacer un aporte, lo que considero elementos útiles para evitar, aunque más no sea en parte, las sensaciones desagradables.
Todos sabemos que si una persona tiene información sobre determinada situación, ésta le resultará menos estresante si puede adoptar las medidas necesarias como para enfrentarse a ella en mejores condiciones.
El testigo debe conocer los elementos formales que hacen al juicio oral y expresar las limitaciones que tiene la medicina y la psiquiatría en particular, en el diagnóstico de certeza de las afecciones o trastornos psíquicos de aquellas personas que debe examinar.
Debe tener presente que el ejercicio de la medicina consiste en una continua toma de decisiones, tanto diagnósticas como pronósticas, terapéuticas y periciales. Todos los médicos sabemos muy bien que entre lo cierto y lo falso hay toda una impresionante gama de matices. La tarea médica, tanto asistencial como pericial, se plantea por lo general en condiciones de incertidumbre o probabilidad más que de certeza. La certidumbre no caracteriza el contexto de la actividad clínica no pericial: por el contrario, suele ser una excepción. Se la debe considerar como un caso límite en el proceso lógico en la toma de decisiones, que en sí es probabilística. Al perito se le suele exigir que sus opiniones se encuentren en el nivel de la certeza y, como vimos, esto es casi excepcional.
Es importante hacer conocer el marco epistemológico o la postura científica en que nos situamos. Un fenómeno puede ser interpretado en formas diferentes, pues existen distintos métodos para arribar a diagnósticos o conclusiones. Es importante que nosotros mismos sepamos que como seres humanos somos falibles y no estamos exentos de subjetividad.
Diagnosticar y efectuar conclusiones periciales es elegir o decidir la opción nosológica o las afirmaciones conclusivas más probables entre todas las opciones posibles.
Creo que el procedimiento más adecuado es seguir las reglas de la teoría de la decisión racional, base lógica de la medicina actual. Los médicos creían y algunos hoy siguen creyendo que están en condiciones de resolver los problemas que le plantea la medicina mediante una lógica determinista, con dos únicas valencias: verdad o error, lo que es lo mismo que salud o enfermedad.
El médico creía y algunos siguen creyendo poder diagnosticar siempre con certeza si un hombre está enfermo o no, qué grado de enfermedad padece, qué pronóstico tiene. Esto suele ser también exigencia de los pacientes o de las partes en un juicio.
Muchas enfermedades no se dejan apresar en tan estrictas categorías, pero siempre existe el fácil recurso de etiquetarlas como esenciales o idiopáticas. Ejemplos de esto son la hipertensión arterial, las enfermedades psicosomáticas, la mayoría de los trastornos psiquiátricos, los trastornos funcionales, y podría seguir nombrando.
Esto nos hace pensar que este sistema lógico carece de flexibilidad, de amplitud y por lo tanto de verdadera utilidad.
Las respuestas apodícticas y absolutas no suelen ser útiles.
El modelo lógico que parece más conveniente es el probabilístico, ya que con él se pueden tomar en cada caso las decisiones más racionales, sean éstas probables o ciertas. Por "decisión racional" debe entenderse aquella que calculando las probabilidades de la mayoría de las opciones posibles ante un determinado hecho, elige la más conveniente, que habrá de coincidir con la probabilidad más elevada.
Para finalizar debemos recordar la frase de Bertrand Russell: "Todo conocimiento humano es incierto, incompleto e impreciso".

La publicación original la podréis encontrar en:

Nosotros la hemos tomado de Psicología Forense, grupo argentino de Facebook:

martes, 12 de octubre de 2010

Aplicación del Test de Apercepción Temática (TAT) en ambientes de Psicología Forense


El Test de Apercepción Temática fue desarrollado en los años 30 por Murray desde una perspectiva psicodinámica. Ha sido desde entonces una de las técnicas proyectivas más utilizadas para evaluar la personalidad en diversos contextos incluidos el Penal y el Forense. En otro de los blogs sobre especialidades de Psicología para alumnos de la UNED estamos desarrollando materiales sobre este test que os pueden ser de utilidad para los que estáis interesados en el campo de la Psicología Forense.
Podéis seguir todas las entradas que estamos preparando sobre el tema a través del siguiente enlace

jueves, 7 de octubre de 2010

Criminología: Escuela de poligrafía


Criminologia: Escuela de poligrafia
Cargado por raulespert. - Más vídeos de ecología, sostenibilidad y economía social.

Los orígenes del polígrafo como se conoce actualmente, se remontan a 1913, cuando William Marston, un estudiante de psicología en la Universidad de Harvard, utilizó por primera vez la presión arterial como un método de detección de la mentira. El Dr. John Larson de la Universidad de California inventó un dispositivo más complejo que registra simultáneamente la presión arterial y la respuesta galvánica de piel, el cual se utilizó por primera vez en asuntos legales por el Departamento de Policía de Berkley. El dispositivo de Larson es el primero que puede llamarse Polígrafo ("muchos trazos"), ya que el dispositivo anterior utilizado por Marston sólo registraba un componente. En la antigua China, el acusado tenía que mantener un puñado de arroz en su boca durante la presentación de pruebas. Se asumía que la persona era "culpable" si al final de la presentación, el arroz seguía seco, debido a que la salivación se detiene durante periodos de angustia emocional.

Paul Ekman: Mentiras y microexpresiones faciales


Paul Ekman: Mentiras y microexpresiones faciales
Cargado por raulespert. - Más vídeos de ecología, sostenibilidad y economía social.

Ekman describió "microexpresiones" faciales que, según demostró, pueden utilizarse para detectar las mentiras con cierto grado de confiabilidad, ello como parte del denominado Proyecto Diógenes. También desarrolló el Sistema de Codificación Facial de Acciones (en inglés "Facial Action Coding System" FACS) para clasificar todas las expresiones del rostro humano que sea posible imaginar. Ha publicado investigaciones acerca de una variedad muy amplia de temas dentro del ámbito del comportamiento no verbal. Sus trabajos acerca de la mentira, por ejemplo, no se limitaron a las expresiones del rostro, sino que se basaron en observaciones acerca del cuerpo humano en su totalidad. Ekman utiliza también los signos verbales de la mentira. Al ser entrevistado acerca del caso Mónica Lewinsky, afirmó que, debido al lenguaje eufemístico de Bill Clinton, era posible afirmar que estaba mintiendo.

Sexología UNED: La pedofilia y la explotación sexual comercial de niños

Sexología UNED: La pedofilia y la explotación sexual comercial de niños:

"Las sociedades de mercado predominantes en nuestro planeta caracterizadas por su violencia estructural, se encuentran vivenciando una explosión en la demanda pedófila. Progresivo y alarmante fenómeno que nos compulsa a persistir en la visión sociopatológica de la pedofilia y reclama una seria valoración de las razones de este aumento acelerado. El contexto y objetivos de esta exposición solo nos permite hacer mención de algunos elementos que inciden en el desplazamiento de la demanda del mercado del sexo hacia los niños, lo que ha generado el aumento de su valor en dicho mercado..."

Se trata de un articulo bastante bien desarrollado en lo que ha referencias bibliográficas se refiere por lo que os recomendamos su lectura para completar información acerca de las temáticas relacionadas con la explotación sexual de menores.

viernes, 1 de octubre de 2010

Entomología forense

La entomología forense o medico-legal, es el estudio de los insectos asociados a un cuerpo muerto para determinar el tiempo transcurrido desde la muerte.
Este PMI o (intervalo postmortem) puede ser usado para confirmar o refutar la coartada de un sospechoso y para ayudar en la identificación de víctimas desconocidas enfocando la investigación dentro de un marco correcto de tiempo. Esta investigación puede llegar a ser vital en la investigación de un homicidio.
El problema de la determinación del tiempo transcurrido desde la muerte es complejo y debe ser tratado con mucha cautela, pues existen con frecuencia muchos factores desconocidos, que hacen difícil llegar a unas conclusiones definitivas.
En general, el tiempo transcurrido desde la muerte es determinado por análisis de los restos a través de observación externa, control físico - químico y estimación del deterioro producido por el paso del tiempo en artefactos como ropa, zapatos, etc.
La observación externa incluye factores como temperatura del cuerpo, livideces cadavéricas, rigidez, signos de deshidratación, lesiones externas, acción por animales e invasión de insectos.
El segundo método de datación incluye técnicas como determinación de elementos químicos y compuestos como nitrógeno, aminoácidos y ácidos grasos.
La tercera técnica viene con la valoración del deterioro de tejidos plásticos, nylon y materiales semejantes.
Después de la muerte, hay dos grupos de fuerzas postmortem que cambian la morfología del cuerpo.
El primer grupo incluye aquellos factores que vienen desde fuentes externas como crecimiento bacteriano, invasión del cuerpo por los insectos y mordeduras de animales.
El segundo grupo está compuesto por factores que proceden del interior del cuerpo, como el crecimiento de bacterias intestinales que aceleran la putrefacción y la destrucción enzimática de los tejidos.
Los periodos más importantes en la descomposición de un cadáver son cuatro:
  1. Periodo cromático: En esta fase se instaura la mancha verde en la fosa ilíaca derecha; esto suele suceder a partir de las 24 horas después del fallecimiento. Se empieza a ver el entramado venoso por la transformación de la hemoglobina.
  2. Periodo enfisematoso: Aparecen los gases de putrefacción y el cadáver comienza a hincharse. Comienza el desprendimiento de la epidermis.
  3. Periodo colicuativo: Los tejidos se transforman en un magma putrilaginoso y desaparece su forma habitual.
  4. Periodo de reducción esquelética: Desaparición de las partes blandas.
Todos estos periodos se encuentran afectados por una serie de factores que retardan o aceleran esta descomposición; se trata de los siguientes:
  1. Circunstancias de la muerte
  2. Condiciones del cuerpo anteriores a la muerte
  3. Temperatura
  4. Humedad
  5. Tipo de suelo en el que se produce la putrefacción
  6. Insectos
  7. Otros animales
Debido a la gran dificultad para calcular la tasa de descomposición por el crecimiento bacteriano, existe un gran número de estudios sobre el efecto de los insectos necrófagos en restos humanos encontrados al descubierto.
En los cadáveres se produce una progresión sucesiva de artrópodos que utilizan los restos en descomposición como alimento y como extensión de su hábitat. Esta sucesión de artrópodos es predecible ya que cada estadio de la putrefacción de un cadáver atrae selectivamente a una especie determinada. Aunque el papel de las diferentes especies de artrópodos es variable y no todas participan activamente en la reducción de los restos.
Los parámetros médicos son utilizados para determinar el tiempo transcurrido desde la muerte cuando éste es corto, pero después de las 72 horas la entomología forense puede llegar a ser más exacta y con frecuencia es el único método para determinar el intervalo postmortem.
Existen casos de homicidios en que la víctima es trasladada o asesinada en lugares remotos, lo que retrasa su hallazgo. Hay homicidios en los cuales las víctimas tardan meses en ser descubiertas, y en estos casos es muy importante determinar el tiempo transcurrido desde la muerte.
Los insectos son con frecuencia los primeros en llegar a la escena del crimen, y además llegan con una predecible frecuencia, como ya ha sido mencionado anteriormente (Anderson, 1995).
A pesar de todo, es muy importante tener en cuenta, que la entomología forense se basa en el estudio de elementos biológicos, por lo que posee las limitaciones inherentes a la propia variabilidad de estos elementos. La determinación del PMI es en realidad la determinación de la actividad de los artrópodos, más que la determinación del tiempo per se (Goff, 1993).
Así es posible en determinados casos que la data dada por el entomólogo no coincida con la data proporcionada por el médico forense que ha practicado la autopsia; esto puede ocurrir, bien porque los insectos no hayan colonizado el cadáver en los primeros días después de producirse la muerte (lugares de difícil acceso para los insectos, casas perfectamente cerradas, etc.), o por ejemplo en los casos de abandono y malos tratos en niños y ancianos pueden existir heridas y lesiones que por su falta de higiene sean colonizadas por los insectos antes de producirse la muerte de la persona (fig. 2).
Así pues para una correcta estimación del intervalo postmortem (PMI) mediante la entomología hay que tener en cuenta que cada caso es único y diferente de los demás. Aunque el proceso siga una secuencia general de eventos. Esta secuencia general es presentada por Catts & Haskell en su monografía "Entomology and Death: A Procedural Manual" que nos indica un modo general de actuación:
Determinar la fase o estado físico de descomposición en que se encuentra el cuerpo.
Realizar un estudio exhaustivo de los insectos que se encuentran sobre el cadáver así como de los recogidos debajo de él para descartar la posibilidad de que el cadáver haya sido trasladado de lugar. Si se tiene alguna sospecha sería necesario un examen adicional tanto de los restos como de las áreas cercanas.
Clasificar los especímenes recogidos tanto de los restos como de la escena del crimen lo más exactamente posible. Criar los estados inmaduros hasta el estadio adulto para su correcta identificación. La conservación de estos estadios inmaduros debe ser correcta para no afectar al tamaño que poseen en el momento de la recogida. La distribución estacional, geográfica y ecológica de cada grupo debe ser determinada bien por la literatura o por alguna persona cualificada para ello.
En los cadáveres encontrados al aire libre, es imprescindible recolectar datos como la temperatura, pluviosidad, nubosidad, etc. además de factores como vegetación, arbolado, desniveles del terreno etc. Para las escenas en el interior es igualmente necesario anotar temperatura, existencia de calefactores automáticos, posición del cadáver con respecto a las puertas y ventanas, así como cualquier otro detalle que nos pueda dar información de cómo y cuándo han llegado los insectos al cadáver.
Durante la autopsia es importante tomar nota de la localización exacta de los artrópodos en el cuerpo, así como de la causa y manera de la muerte. También es importante anotar si existe evidencia de la administración antemortem de algún tipo de drogas o productos tóxicos dado que la presencia de este tipo de sustancias puede alterar la tasa de desarrollo y los patrones de insectos que se hayan alimentado de los restos.
La muerte conlleva una perdida de la temperatura del cuerpo, la cual se equilibra con el medio ambiente en 24 horas, siempre que la temperatura exterior no sea demasiado baja. Aparecen livideces en el cuello y las partes declives en la primera hora, mientras que la rigidez cadavérica se generaliza al cabo de unas siete horas para desaparecer según las circunstancias en dos, tres o cuatro días.
En estos momentos, en los que nada es visible para el ojo humano, es cuando las primeras oleadas de moscas comienzan a llegar al cuerpo. Las hembras grávidas llegan al cadáver, lamen la sangre u otras secreciones que rezuman de heridas o los orificios naturales y realizan la puesta en los primeros momentos después de la muerte.
Cómo y cuándo llegan estos insectos al cadáver y como se desarrollan en él, son las preguntas que debe hacerse toda persona que se interese por la entomología forense.
Las primeras oleadas de insectos llegan al cadáver atraídos por el olor de los gases desprendidos en el proceso de la degradación de los principios inmediatos (glúcidos, lípidos y prótidos), gases como el amoniaco (NH3), ácido sulfúrico (SH2), nitrógeno libre (N2) y anhídrido carbónico (CO2). Estos gases son detectados por los insectos mucho antes de que el olfato humano sea capaz de percibirlos, hasta tal punto, que en algunas ocasiones se han encontrado puestas en personas que aún se encontraban agonizando.
Tradicionalmente se menciona a los dípteros como los primeros colonizadores del cadáver, donde estos insectos cumplen una parte importante de su ciclo vital. Constituyen la primera oleada de necrófagos, que aparece inmediatamente después de la muerte. Está representada por dípteros pertenecientes a las familias de Calliphoridae (Calliphora vicinia) y muy frecuentemente Sarcophagidae (Sarcophaga carnaria).
Estos dípteros braquíceros tienen un ciclo vital cuyas distintas etapas deben conocerse en su duración y características, con fines de datación. Las hembras de estas familias suelen depositar sus huevos en los orificios naturales del cadáver tales como ojos, nariz y boca, así como en las posibles heridas que pudiese tener el cuerpo. La familia Sarcophagidae no pone huevos, sino que deposita larvas vivas.
Los huevos son aproximadamente de 2mm de longitud y poseen un corto periodo embrionario. El estadio de huevo suele durar entre 24 y 72 horas, siempre dependiendo de la especie.
Estas primeras puestas ya pueden proveer información al investigador, pues la disección de los huevos y el análisis de su estado de desarrollo embrionario puede delimitar el tiempo desde la ovoposición, y con ello el tiempo de la muerte.
El número de huevos depende del estado nutricional de la hembra y de su tamaño corporal; existe una relación inversa entre el tamaño del huevo y el número de huevos por paquete (Greenberg, 1991).
Existen datos que indican que si dos cuerpos son expuestos a la vez, uno con heridas o traumas y otro sin ellos, el que presenta las lesiones se descompone mucho más rápidamente que el que no presenta traumatismos debido a que la mayoría de las moscas son atraídas por las heridas, donde tienen lugar muchas de las ovoposiciones más tempranas (Mann et al., 1990).
Tampoco hay que descartar como lugar de puesta la zona de contacto del cuerpo con el sustrato, posiblemente porque en esa zona es donde se acumulan los fluidos corporales, lo que provee una humedad adecuada, así como una temperatura más estable (Anderson & Vanlaerhoven, 1996).
Los huevos puestos en un cadáver normalmente eclosionan todos a la vez, lo que da como resultado una masa de larvas que se mueven como un todo por el cuerpo (Gof & Lord, 1994).
Las larvas son blancas, cónicas, ápodas y formadas por 12 segmentos; nacen y se introducen inmediatamente en el tejido subcutáneo. Lo licuan gracias a unas bacterias y enzimas y se alimentan por succión continuamente.
Cuando las larvas han finalizado su crecimiento, cesan de alimentarse y bien en los pliegues del cuerpo, de la ropa o alejándose del cuerpo, se transforman en pupa. El crecimiento y la transformación en pupa varían además de con cada especie, con las condiciones exteriores y dependen de la causa de la muerte y tipo de alimentación.
Existen innumerables referencias de la temprana llegada de los dípteros al cuerpo una vez acaecida la muerte; también existen referencias sobre la presencia de puestas en cuerpos aún con vida, bien por la existencia de heridas abiertas o por procesos inflamatorios purulentos (Nuorteva, 1977).
Las larvas que eclosionan en cuerpos con vida, en primer lugar se alimentan de los tejidos necróticos para seguir alimentándose de los vivos, causando las miasis.
Por lo tanto, la presencia de los callifóridos en un cadáver reciente, es inevitable. Toda ausencia de huella de este paso, pupas vacías, adultos muertos, debe obligar a los investigadores a formular ciertas hipótesis:
  1. Que el cadáver haya sido trasladado de lugar, y aún en este caso se encontraría algún resto de estos dípteros.
  2. Que el lugar del fallecimiento sea lo suficientemente oscuro e inaccesible a estos grandes dípteros cosa poco probable pues los callifóridos se encuentran dentro de las casas durante todo el año.
  3. Que los restos de los dípteros hayan desaparecido por la acción de los necrófilos (depredadores o parásitos de los necrófagos), o animales (aves insectívoras, hormigas, avispas). Ello no ocurre prácticamente nunca de modo completo, a no ser que el intervalo postmortem sea muy largo. Y aún en este caso, hay que tener en cuenta que la cutícula de los artrópodos es prácticamente indestructible, pudiendo permanecer miles de años; se han encontrado pupas fósiles de dípteros en el cráneo de un bisonte perteneciente al Cuaternario.
  4. Que el cadáver haya sido impregnado con productos repugnatorios, que hayan impedido el acceso de las primeras oleadas de insectos. En este caso aparecerían en el cadáver restos de productos como arsénico, plomo o formol, que se ha comprobado evitan la presencia de los primeros necrófagos en el cadáver.
Normalmente, y a la vez que los callifóridos, aunque en muy pocos casos conviviendo en el mismo cadáver, aparece otro grupo de dípteros los sarcofágidos. Concretamente la especie Sarcophaga carnaria, es la más común en nuestras latitudes. Muy frecuentemente en los meses de Julio y Agosto, suele ser la primera colonizadora de los cuerpos en descomposición. Que no aparezcan juntas con los callifóridos puede deberse a que las larvas de Sarcophaga depredan a las de Calliphora.
Otros callifóridos que también pueden aparecer en los cadáveres aunque con menos frecuencia que la Calliphoravicinia son los géneros Lucilia (L. sericata y L. caesar), Phaenicia (Ph. Sericata) y Chrysomyia (Ch. albiceps). Estos génerosson activos a partir de los 13º C y realizan sus puestas principalmente en los pliegues del cuerpo, eclosionando entre las 10 y las 52 horas de la puesta, el crecimiento de la larva dura entre 5 y 11 días y la pupación varía de forma importante ya que a unos 13ºC dura entre 18 y 24 días mientras que a temperaturas de 31ºC puede reducirse a entre 6 y 7 días.
Es importante señalar que mientras los sarcofágidos pupan entre la ropa o en los pliegues del cuerpo y aprovechan los orificios naturales para sus puestas, los callifóridos se entierran para realizar la pupación y prefieren hacer sus propios orificios.
En nuestro país (España), Chrysomyia albiceps aparece durante los meses de septiembre y octubre, Sarcophaga carnaria de marzo a noviembre y Lucilia sericata de abril a septiembre (Domínguez y Gómez, 1963).
Con la aparición del ácido butírico en el cadáver aparecen los primeros grupos de coleópteros derméstidos como Dermestes maculatus, D. frischii y D. undulatus, y el lepidóptero Aglossa pinguinalis. Son bastante comunes en cadáveres de aproximadamente un mes.
Los adultos de Dermestidae emergen al principio de la primavera, abandonan su habitáculo de ninfa, se aparean y vuelan en busca de cadáveres o de restos de animales en descomposición. Las hembras efectúan puestas durante varias semanas de entre 150 y 200 huevos en grupos de 2 a 10 en las fisuras de las materias nutricias. Estos huevos eclosionan según la temperatura entre 3 y 12 días después de la puesta. Las larvas presentan un cuerpo alargado y progresivamente afilado por detrás, marrón rojizo, erizados de pelos cortos y largos y seis patas móviles. Su ciclo vital dura entre 4 y 6 semanas. Es importante conocer que estas especies dan una sola generación anual o dos en condiciones favorables a 18 - 20ºC de temperatura y 70% de humedad. Son insectos que se alimentan especialmente de la grasa en descomposición mudas y desechos de las escuadras anteriores.
Estos coleópteros evolucionan sobre las grasas en fermentación al mismo tiempo que las orugas de una pequeña mariposa de género Aglossa (A. pinguinalis). Estos lepidópteros viven con mucha frecuencia en las cuevas, las bodegas, las plantas bajas deshabitadas o utilizadas como almacenes de alimentos. Revolotean al amanecer desde la mitad de junio hasta septiembre. Las hembras hacen la puesta en varias veces, en los productos de origen animal olvidados. El olor rancio de las grasas descompuestas las atrae poderosamente. Desaparecen en el cuerpo y se alimentan un mes largo, después salen y se transforman en crisálidas durante 20 días en un capullo formado de restos diversos. La temperatura provoca su eclosión si es suave o la retarda hasta la primavera siguiente en caso contrario.
Después de la fermentación butírica de las grasas aparece la fermentación caseica de los restos proteicos. En estos momentos, son atraídas las mismas moscas que pueden acudir al producirse la fermentación del queso o del proceso del secado del jamón: la especie más importante es la Piophilacasei, con un ciclo vital de unos 30 días. En este momento podemos encontrar otras grupos de dípteros como Fannia scalaris, F. canicularis, F. incisurata, así como drosofílidos, sépsidos y esferocéridos.
Entre los coleópteros hace su aparición la especie (Necrobia. violacea) con las mismas preferencias nutritivas que Piophila casei; el ciclo vital dura aproximadamente entre 25 y 35 días.
El siguiente proceso en aparecer es la fermentación amoniacal. En este periodo van a visitar el cadáver los últimos grupos de moscas pertenecientes al género Ophira (O. leucostoma, O. cadaverina y O. antrax) y al grupo de los fóridos (Triphleba trinervis, T. hyalinata, T.opaca, Diploneura abdominalis, Prora aterrina, etc). Estos grupos de moscas viven habitualmente en nidos de pájaros, madrigueras de pequeños mamíferos, habitáculos de insectos sociales, etc. Y se nutren a expensas de los restos alimenticios, excrementos o residuos orgánicos de sus hospedadores.
Formando parte de esta escuadra encontramos a los coleópteros necrófagos por excelencia. Especies como Necrophorus humator, N. vespilloides y N. vestigator, Necrodes littoralis ySilpha obscura, son comunes en los cadáveres en avanzado estado de descomposición.
Pertenecientes a la familia de los estafilínidos aparecen las especies Coprophilus striatulus, Omalium rivulare yCreophilus maxillosus; y entre los histéridos miembros de los géneros Hister (H. bimaculatus, H. unicilor, H. ignobilis) y Saprinus (S. semipunctatus, S. depresus, S. semistriatus).
Es curioso señalar que Omalium rivulare aparece en invierno, dato que puede resultar muy significativo en una investigación.
Han pasado ya más de 6 meses y entramos en la etapa de Desaparición de los restos con el cadáver prácticamente seco o con un grado de sequedad bastante importante; en este momento aparecen en el cadáver verdaderas masas de ácaros, generalmente de tamaño microscópico, que se cuentan por millares de individuos. Pertenecen a ocho o diez especies no bien conocidas. Los más estudiados son los que pertenecen al grupo de los tiroglífidos (Tyroglyphus siro). En ocasiones pueden ser observados en el jamón muy seco, cecina u otros productos secos o ahumados.
Tras la desaparición de los ácaros el cadáver ya está completamente seco.
Hacen entonces su aparición una serie de coleópteros que van a alimentarse de los restos de pelo, piel, uñas, etc., pertenecientes a los géneros Dermestes (D. maculatus), Attagenus (A.verbasci), Rhizophagus, etc.; también vuelven a aparecer algunas especies de derméstidos que ya habían aparecido en etapas anteriores. Aparecen también algunos lepidópteros con los mismos hábitos alimenticios en estado larvario: Aglossa caprealis, Tineola bisselliella, entre otros. A partir de 1-1,5 años de la muerte, en el cadáver no quedan más que escasos restos orgánicos, huesos y en su entorno restos de los artrópodos que lo han visitado. En este momento hacen su aparición tres especies de coleópteros muy característicos que se alimentan a base de estos residuos, Ptinus brummeus, Trox hispanus y Tenebrio obscurus.
Pero no todos los cadáveres aparecen en tierra, pues frecuentemente aparecen cadáveres sumergidos en agua, tanto dulce como salada. La fauna cadavérica hídrica a la que hace mención por primera vez Raimondi y Rossi en 1888, no es conocida como la fauna terrestre, debido a la dificultad que entraña su estudio.
Ya hemos hablado anteriormente de la importancia de la temperatura a la hora de la determinación del intervalo postmortem, pero existen otros factores importantes que hay que tener en cuenta aparte de la temperatura, como el fenómeno de pedantismo y canibalismo entre los insectos; una particularidad que no hay que dejar de tener en cuenta en entomología tanatológica es la existencia de insectos predadores, como hormigas y avispas, que en ocasiones capturan y destruyen las larvas de dípteros que se desarrollan en un cadáver, y al no quedar sino vestigios de las mismas, pueden mover a confusión o a interpretaciones erróneas.
Más de una vez nos hemos visto en la imposibilidad de hacer acopio de larvas a partir de cadáveres de animales, cuando éstos se encontraban situados en lugares donde abundaban las hormigas.
Desde este punto de vista, el fenómeno más interesante es el canibalismo existente entre larvas de especies vecinas que se encuentran en un momento determinado en un mismo lugar. Por ejemplo, las larvas de Sarcophaga carnaria pueden convivir con las de Lucilia, pero en un momento determinado, si escasea el alimento, éstas últimas pueden ser devoradas por las de Sarcophaga.
Todos los elementos citados anteriormente, junto con algunos otros, habrán de ser tenidos en cuenta por el experto para así poder ofrecer conclusiones más fiables a la hora realizar un informe para datación de la muerte mediante la entomología.
A continuación, y para terminar, se muestra un protocolo que debería ser conocido por toda persona que en algún momento tenga que realizar una recogida de muestras para la datación de la muerte:

Protocolo de recogida de muestras:
  • Recolectar una muestra completa de todos los insectos o ácaros que se encuentren tanto encima como debajo del cadáver.
  • Recolectar ejemplares tanto vivos como muertos, en estado adulto o larvario. Así como sus mudas.
  • En cadáveres recientes, se buscarán los huevos y larvas pequeñas en orificios naturales así como en las posibles heridas.
  • Las muestras se guardarán por separado y convenientemente rotuladas, si es posible indicando la zona de donde se obtuvieron.
  • Parte de las larvas se sumergirán en agua hirviendo para después conservarlas en alcohol y es conveniente que otra parte se mantengan vivas, para su posterior desarrollo en el laboratorio.
  • Los ácaros, si los hubiese, serán conservados en alcohol de 70ºC.
  • Se realizará una estimación de abundancia de cada muestra.
  • Se precisarán los datos de fecha y lugar y metodológicos del entorno del cuerpo.
  • Las muestras se enviarán al entomólogo a la mayor brevedad posible.